Con los ojos en María

Este 2020, Año Mariano Nacional, estamos invitados de manera especial a poner nuestra mirada en María, acercándonos como hijos hasta sentir los latidos de su corazón de Madre.
 
Mirar a María, es camino certero para encontrar a Jesús. Su vida es reflejo del deber ser de nuestra vida Cristiana.  Nos enseña a escuchar LA  PALABRA con el corazón abierto, disponible, humilde, dócil.
En ella la grandeza infinita de Dios se hizo pequeño embrión, y “La Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn 1,14)
 
En el Corazón contemplativo de María encontramos el eco de todo el Evangelio, contemplación que no es “pasividad”, porque la presencia de Cristo en su vida se transforma en “Acción” como necesidad del alma y se hace servicio por amor. Como nos relata Lucas en el 1er capitulo de su Evangelio, el momento de la encarnación se une íntimamente a la “prontitud” por salir en ayuda de Isabel” no necesita recibir un pedido, porque su corazón ya late en sintonía con el de su Hijo!
 
“La Palabra”, en María no es solo “escuchada”, es también “meditada y guardada en el corazón”, (Lc 2,19), es vivida, y transmitida; es recibida en lo más profundo de su ser, es acunada en sus brazos, es compartida con los pastores y magos; también se mantiene fiel a La Palabra en el dolor, de pie ante la Cruz, y es allí donde recibirá su misión de ser MADRE de toda la humanidad.
 
Amar a María sin descubrirla en la riqueza de PALABRA de DIOS, es como mirarla desde lejos, porque “La Palabra de Dios es verdaderamente su propia casa, de la cual sale y entra con toda naturalidad. Habla y piensa con la Palabra de Dios; la Palabra de Dios se convierte en palabra suya, y su palabra nace de la Palabra de Dios” (Encíclica Deus Caritas est)
 
 
En la Gruta de Lourdes, María le enseñó a Bernardita con ternura de madre, no un mensaje propio, sino la fuerza del Evangelio, el sentido de la conversión, la gravedad del pecado, la importancia de la oración, la penitencia, el perdón, la humildad, el amor misericordioso de Dios, la gracia de la reconciliación,… con imágenes sencillas, barro, agua…etc. pero impregnadas de simbología bíblica.
Con sus palabras y actitudes y en solo 18 apariciones le  dejó un mensaje corto, con pocas palabras pero riquísimo!, que necesita ser meditado a la luz del Evangelio para comprenderlo profundamente; porque cada gesto, signo y palabra pronunciada está enraizada en la palabra de Dios.
 
Este Año Jubilar nos ofrece una gran oportunidad para conocerla mejor, para consagrarnos a ella y hacerla huésped permanente de nuestras casas y familias.
 
Como grupo de Apóstoles de Lourdes, queremos vivir intensamente este año, habiendo iniciado a fines del año pasado, un camino Bíblico Mariano, como experiencia vivencial, dividido en 5 encuentros, abiertos a la comunidad y replicado en diferentes localidades, finalizando con la consagración a María, unidos a varias capillas como la de la Virgen del Rosario de Horco Molle y la de la Virgen del Valle de Alderete, fue una experiencia muy emocionante, enriquecedora y movilizadora de hermandad, que se seguirá realizando durante este año. Viviendo el mensaje de Lourdes como un llamado a acercarnos, prepararnos, comprometernos y asumir la misión de construir la iglesia y peregrinar juntos al encuentro del Señor.
 
María primera misionera, y reina de los apóstoles, nos acompaña siempre en cada misión por los caminos de nuestra patria a donde el Señor nos envíe, pidiéndole nos mantenga siempre fieles, alegres, unidos profundamente a La Palabra y la Eucaristía como fuente necesaria de todo apostolado y que nos preste su cristalina mirada para encontrar siempre a Cristo en cada hermano

Autor: Liliana Stordeur
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